lunes, 14 de julio de 2014

BENEFICIOS DE LA OBEDIENCIA.

LEVÍTICO 26:1-13

1 No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.
2 Guardad mis días de reposo,[a] y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová.
3 Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra,
4 yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto.
5 Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra.
6 Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país.
7 Y perseguiréis a vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros.
8 Cinco de vosotros perseguirán a ciento, y ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán a filo de espada delante de vosotros.
9 Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros.
10 Comeréis lo añejo de mucho tiempo, y pondréis fuera lo añejo para guardar lo nuevo.
11 Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará;
12 y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.
13 Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido.

Vemos en este texto de Levítico que Dios enseña a su pueblo acerca de la importancia de ser obedientes. Los versículos 1 y 2 nos recuerdan que Dios es el único a quien debemos adorar. Todo acto en el que nos inclinemos delante de una imagen, escultura o estatua es un acto de desobediencia al mandato de Dios. Tampoco podemos hacernos ídolos para nosotros; recordemos que un ídolo es todo aquello que ocupa en nuestro corazón el lugar que le corresponde a Dios y nos roba el tiempo de comunión que le pertenece a nuestro Señor.
Después de haber entregado Dios a los hijos de Israel una lista de mandamientos, en el versículo 3 prepara la escena para que el pueblo pudiera ver los beneficios de obedecerlo. Debían vivir una vida piadosa, lejos de todo aquello que desagradaba a Dios. Su manera de vivir debía reflejar la imagen de Dios.
Un estilo de vida que vaya de acuerdo con los mandamientos de Dios trae muchos beneficios a nuestra vida y será un fiel reflejo de obediencia a Dios. Si tenemos al Señor Jesús dentro de nosotros, él nos motivará a vivir en obediencia y sumisión, honrando su Palabra y siguiendo su ejemplo.
Obedecer las palabras del Señor y el prestar atención es mejor que cualquier sacrificio (1 Samuel 15:22). La actividad religiosa en si misma no tiene valor. No podemos sustituir la obediencia a la Palabra de Dios con la religiosidad formal. El cristiano tiene que llevar a la práctica todo lo que nos enseñan los mandamientos de Dios; rechazarlos sería un acto de desobediencia.
En los versículos del 4 al 11 aparece una lista de promesas beneficiosas que Dios hizo a los israelitas, pero las mismas se cumplirían solamente si ellos obedecían a Dios. Podían esperar abundantes cosechas que siempre estarían protegidas de toda amenaza, triunfarían como nación y disfrutarían de mucha paz, el pueblo aumentaría en gran número.
Otra promesa muy esperanzadora para los que obedecen a Dios se encuentra en Josué 1:8 "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien".
Dios desea que le sirvamos porque lo amamos, no para recibir cosas materiales por nuestro interés personal, pues esta razón de servirle sería equivocada. No obstante, Dios bendice a su pueblo materialmente pero también promete prosperidad espiritual. La bendición de tener una relación personal con Dios no debe pasarse por alto.
Es bueno que el creyente sepa que los principios de estas promesas se aplican a nosotros hoy. No nos van a librar de los problemas de esta vida pero podemos confiar en Dios pensando que todo lo que nos ocurre tiene un buen propósito para nuestra vida: "Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas le ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28).

Dios nos ayudará, nos cuidará y suplirá todas nuestras necesidades con lo justo y necesario para vivir cada día. El Señor Jesús nos advirtió que en el mundo tendríamos aflicción pero que confiáramos que él había vencido al mundo (Juan 16:33).

No hay comentarios:

Publicar un comentario