domingo, 19 de abril de 2020

DIOS DA AYUDA, CONSUELO Y FUERZAS.

2 CORINTIOS 4:8-18

Los versículos 8 y 9 son el eco de un pasaje anterior en el que Pablo describe algunas de las dificultades por las que tuvo que pasar: "hambre, sed, falta de ropa, maltrato, calumnias, persecución, etc." (1 Co. 4:11-13). En una serie de cuatro frases paradójicas, el apóstol contrasta lo que le ocurre a una frágil vasija de barro con la manifestación del sublime poder de Dios en las más difíciles circunstancias. En cualquier situación, por penosa que sea, los hijos de Dios tienen en él y de él consuelo, ayuda y fuerzas.

a. "atribulados en todo, mas no angustiados". Pablo está afligido de muchas maneras: física, mental, espiritual y socialmente. El significado básico de "atribulados" es estar en una situación en la que uno soporta todas las presiones del mundo circundante, pero no por eso Pablo está angustiado; él tiene en mente la imagen de un soldado que se ve cercado de enemigos por todos lados, pero sabe que tiene una salida, una que el mismo Dios proveerá.

b. "en apuros, mas no desesperados". Cuando Pablo afirma que no está desesperado, habla con un optimismo que antes no tenía. Recordemos cuando se refería a una grave aflicción que había pasado en la provincia de Asia, que incluso declara que había perdido la esperanza de salir con vida (1:8). Aquello fue un incidente aislado y no una amenaza continua a su vida.

c. "perseguidos, mas no desamparados". Pablo se describe a sí mismo como un fugitivo que huye acosado por sus enemigos, pero puede escapar en el último momento. A lo largo de su vida, tuvo que pasar por frecuentes aflicciones, pero él no se desanimó, porque sabía que el Señor nunca abandona a los suyos (Hch. 18:9-10). Esta promesa Dios se la dio a los israelitas (Dt. 31:6), a Josué (Jos. 1:5) y, por extensión, también a nosotros (Heb. 13:5).

d. "derribados, pero no destruidos". Aquí se puede emplear la figura del luchador, que de recibir tantos golpes cae al suelo, pero no quedando inconsciente, se levanta y vuelve a luchar. Así es con el creyente, el siervo de Dios; puede caer en el desánimo, pero con la ayuda de Dios, vuelve a levantarse para seguir luchando. Es posible que sea derrotado una y otra vez, pero nunca irrevocablemente. Puede ser que pierda una contienda, pero sabe que la batalla sigue y, al final, vencerá y la victoria llegará.

Los versículos 10, 11 y 12 explican la razón suprema del triunfo de Pablo en medio de las más difíciles situaciones. Pablo está hablando de un proceso extendido en su vida en cuanto a esa muerte continua, donde cada día moría (1Co. 15:31). Habla de llevar en su existencia mortal un evento objetivo; es decir, la muerte de Jesús como el tema de su predicación. Pero la muerte de Jesús no significó el final, su vida resucitada comenzó después de su muerte; por lo tanto, él vive en poder (ver 13:4).

Pablo dice que en nuestra vida, siempre estamos entregados a muerte por causa de Cristo; es decir, ese proceso de morir es una cosa continua, día tras día y con la razón de que la vida de Jesús pueda manifestarse en nuestra carne mortal.

En los versículos restantes da otras razones por las que se mantuvo firme entre tales y tan numerosas aflicciones. Uno de los temas destacados es el de la resurrección de Jesús y de los creyentes. Este tema está apuntalado por una discusión sobre dos virtudes: la fe es el principal punto de apoyo de los cristianos para no descorazonarse; y la esperanza es su segura expectativa de un estado eterno de gloria. El pueblo de Dios sabe de la brevedad de la vida terrena y de la certidumbre de la vida eterna con su Señor.

(v. 13) La fe le guardó de desmayar en los momentos difíciles. Nuestra fe interior la expresamos con nuestro testimonio exterior. Confesando obedientemente el evangelio de Cristo (9:13), demostramos nuestra fe y testificamos que pertenecemos a la familia de Dios.

(v.14) La esperanza de la resurrección le guardó de hundirse. La acción de creer y hablar se basa en el conocimiento de la resurrección de Jesús y de nuestra propia resurrección futura. Esta es una de las doctrinas fundamentales del cristianismo.

(v. 15) La consideración del beneficio que de sus padecimientos se le había de seguir a toda la iglesia (comp. Col. 1:24, 25) le guardó también de desmayar. El apóstol ve ante sí una espléndida cosecha de almas que mediante su predicación y sus padecimientos, llegan al conocimiento de la verdad y se salvan por la gracia de Dios (1 Ti. 2:4).

(v. 16) El proceso de continua renovación espiritual (comp. Ro. 12:2) es un incentivo más contra el desmayo que podría causar el deterioro constante que las penalidades causan en el hombre exterior. Mientras este hombre exterior se va corrompiendo, el interior se va renovando progresivamente en un proceso inverso.

(vv. 17, 18) Finalmente, el apóstol siente su optimismo estimulado constantemente por tener la mirada fija en la gloria celestial. Pablo hace un contraste entre la "momentánea y leve tribulación" y el "eterno peso de gloria" que es mucho más excelente y valioso que la presente tribulación.
El hombre natural ve solamente las cosas que son visibles, pero el hombre espiritual las cosas que no son visibles para el incrédulo, las cosas eternas. 

El hombre interior puede seguir creciendo cada día,aumentando su tesoro en la gracia de Dios. El vaso de barro no solamente contiene el tesoro del evangelio; también contiene la esperanza y todo lo que se acumula por la experiencia de vivir la vida cristiana.

  
  

sábado, 18 de abril de 2020

UN JOVEN SABIO E INTERCESOR.

     Daniel, cuyo nombre en hebreo significa “Dios es mi juez”, es el cuarto de los llamados profetas mayores, autor del libro que lleva su nombre, muy estimado entre los judíos de todos los tiempos (Mateo 24:15), descendiente de la familia real de David, que fue llevado cautivo a Babilonia cuando era muy joven, en el año tercero del reinado de Joacim de Judá (600 a.C.).

DANIEL FUE ESCOGIDO PARA PREPARARSE EN LA CORTE REAL. Daniel 1:1-7
     Daniel comenzó su educación humana antes de recibir las visiones divinas. Con la deportación del rey Joacim, en la que Daniel y otros jóvenes de la nobleza fueron también deportados a Babilonia, éstos fueron escogidos para recibir la educación caldea, a fin de que fuesen aptos para desempeñar después puestos de gobierno.
     Daniel y sus compañeros eran jóvenes del linaje real o de la nobleza, de buen parecer y fina educación, sabios e idóneos, a los que el jefe de los eunucos debía educar en la lengua, la literatura, las leyes y las costumbres de los caldeos.
     El rey babilónico quería tratar con toda generosidad a los que se educasen para ayudarles después en las tareas de gobierno. Su educación cultural había de durar tres años. Durante ese tiempo recibirían diariamente una porción de la comida y del vino del rey. También sus nombres fueron cambiados.

DANIEL SE MOSTRÓ FIRME EN SU FE. Daniel 1:8-16
     Daniel se mostró totalmente firme en su devoción israelita. Le habían cambiado el nombre, pero no le pudieron cambiar el corazón. Él se propuso no contaminarse con la comida ni con el vino del rey; y sus compañeros hicieron lo mismo.
¿Deben los jóvenes creyentes acogerse a las costumbres mundanas?
     Obraron así por principios de conciencia. No era pecado comer de la mesa del rey ni beber del vino del rey. Pero:
(A) No estaban seguros de que la carne fuese de animales limpios según la Ley, ni de que hubiese sido preparada de la forma prescrita por las leyes mosaicas concernientes a la comida.
(B) Tanto la comida como el vino habían sido dedicados previamente a los dioses de Babilonia, como era la costumbre; participar, pues, de ello equivalía a reconocer como verdaderas deidades a los ídolos del país.
     El jefe de los eunucos, Aspenaz, puso objeciones a la petición de Daniel, pero éste consiguió que el subalterno Melsar consintiera. La prueba era fácil: legumbres y agua durante diez días, y a comparar el aspecto de ellos con el de los demás jóvenes que eran educados juntamente con ellos.
     La prueba resultó un éxito para los cuatro israelitas y, por consiguiente, continuaron con su dieta, lo cual les aprovechó, no solo en lo físico, sino también en lo mental y hasta en lo espiritual. Dios bendice grandemente cuando permanecemos firmes en su Palabra y no participamos en las costumbres paganas de esta sociedad.

DANIEL ACTUÓ SABIAMENTE Y RECIBIÓ SU RECOMPENSA. Daniel 1:17-21
     La gran sabiduría que otorgó Dios a Daniel y a sus compañeros fue:
1. Un contrapeso a sus pérdidas.Por el pecado de sus padres, estos jóvenes habían sido privados de sus honores, riquezas y honestos deleites de que habrían podido disfrutar en su patria; pero Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias.
2. Una recompensa por su integridad. Ellos guardaron las normas de su fe aun en los detalles más minuciosos, y Dios les recompensó por eso. A Daniel le dio doble porción, pues, además del conocimiento y la sabiduría en ciencias y letras, le dio (v.17) facilidad para interpretar toda clase de visiones y sueños.
3. Una estupenda preparación para el futuro. Pasados los tres años de educación (vv.18-20), fueron presentados al rey, quien los examinó a fondo y los halló muy superiores a todos los demás condiscípulos que se educaban con ellos y diez veces superiores a todos los magos y astrólogos que había en todo el reino.


domingo, 5 de abril de 2020

JESÚS CALMA LA TEMPESTAD.

Marcos 4:35-41.

El mensaje de hoy tiene que ver con una prueba bastante difícil que les sobrevino inesperadamente a los discípulos después de un día muy bueno y exitoso. Jesús había tenido que subir a una barca a fin de poder seguir enseñando a la multitud. Esta vez los discípulos no estaban remendando sus redes sino que estaban con Jesús.
Cuando llegó la noche, Jesús les pidió a sus discípulos que dejaran a la multitud y cruzaran el lago con él. Pero se levantó una gran tempestad de viento. Bien podemos imaginar los esfuerzos de los discípulos por evadir y luchar contra aquellas furiosas olas. Pero cuando éstas alcanzaron proporciones de huracán ya les era imposible evitar que la barca se anegara.
Parece muy significativo el hecho de que la tormenta haya ocurrido después de un día tan bueno y efectivo. Así ocurre en la vida cristiana: Las pruebas más difíciles de la vida muchas veces vienen después de las más grandes victorias. Dios permite que sus hijos experimenten circunstancias que probablemente no puedan entender en el momento en que estas ocurren (Isaías 55:8-9).

El cuidado divino.
En los momentos en los que se desató la tormenta Jesús dormía con toda tranquilidad, recostado en la popa de la barca. Este hecho refleja la confianza absoluta que él tenía en el Padre celestial. Dios siempre cuida de los suyos. Jesús se sentía cansado físicamente por el esfuerzo realizado durante todo el día pero el sabía perfectamente que su Padre no se adormece ni duerme (Salmo 121:1-4).
Por otra parte, los discípulos estaban amedrentados.Es muy probable que pensaran que el mero hecho de ir en compañía de Jesús los mantendría exentos de peligro. Cuando se dieron cuenta de que no era así, inmediatamente empezaron a llenarse de dudas y temor.
También pudo haber sucedido que hasta ese momento los discípulos se encontraran confiando en sus propias habilidades y su destreza como pescadores. Pero cuando los vientos alcanzaron proporciones de huracán todas sus esperanzas empezaron a desvanecerse. Entonces corrieron adonde estaba Jesús y lo despertaron con gran desesperación.
Ellos pensaban que Jesús no se preocupaba por ellos, según el tono de la pregunta del v. 38, llegando a considerar inexcusables el cansancio y el sueño de Jesús. Pero el hecho de que Jesús estuviera durmiendo no significaba que se había olvidado de ellos.
Él siempre está listo y dispuesto a ayudarnos, estemos conscientes de su presencia o no. Nosotros contamos con las promesas de Dios. Su Palabra es real y Él es fiel a ella (Proverbios 3:5-6)
Jesús, tan pronto como despertó, procedió a reprender a los vientos con absoluta autoridad. Enseguida hubo completa quietud y tranquilidad. En el acto se detuvo el viento y las olas se calmaron. La Palabra de Jesús es una palabra poderosa. Lo era entonces. Lo es hoy.

Los discípulos reconocen la Deidad de Jesús.
Jesús, finalmente, se dirige a los discípulos y les hace ver que el temor de ellos provenía de su cobardía y demostraba una clara falta de fe en Dios. No había ninguna razón para que ellos estuvieran atemorizados, sabiendo que Jesús se encontraba a bordo (2 Timoteo 1:7).
Al principio se atemorizaron pero después reverenciaron a Cristo. Manifestaron una gran reverencia y admiración ante la realidad del poder sobrenatural de Jesús. Jesús aún quiere ayudarnos para obtengamos la victoria en todas las tormentas de la vida.
A todo tipo de cristianos nos llegan estas dificultades. En lugar de desanimarnos o dar lugar al temor y al pánico, reconozcamos quién es Jesús, tributándole toda la reverencia, la fe y la confianza que se merece.
Por medio de su gracia y su poder, Jesucristo puede darnos perfecta paz en medio de las tormentas de la vida.