sábado, 18 de abril de 2020

UN JOVEN SABIO E INTERCESOR.

     Daniel, cuyo nombre en hebreo significa “Dios es mi juez”, es el cuarto de los llamados profetas mayores, autor del libro que lleva su nombre, muy estimado entre los judíos de todos los tiempos (Mateo 24:15), descendiente de la familia real de David, que fue llevado cautivo a Babilonia cuando era muy joven, en el año tercero del reinado de Joacim de Judá (600 a.C.).

DANIEL FUE ESCOGIDO PARA PREPARARSE EN LA CORTE REAL. Daniel 1:1-7
     Daniel comenzó su educación humana antes de recibir las visiones divinas. Con la deportación del rey Joacim, en la que Daniel y otros jóvenes de la nobleza fueron también deportados a Babilonia, éstos fueron escogidos para recibir la educación caldea, a fin de que fuesen aptos para desempeñar después puestos de gobierno.
     Daniel y sus compañeros eran jóvenes del linaje real o de la nobleza, de buen parecer y fina educación, sabios e idóneos, a los que el jefe de los eunucos debía educar en la lengua, la literatura, las leyes y las costumbres de los caldeos.
     El rey babilónico quería tratar con toda generosidad a los que se educasen para ayudarles después en las tareas de gobierno. Su educación cultural había de durar tres años. Durante ese tiempo recibirían diariamente una porción de la comida y del vino del rey. También sus nombres fueron cambiados.

DANIEL SE MOSTRÓ FIRME EN SU FE. Daniel 1:8-16
     Daniel se mostró totalmente firme en su devoción israelita. Le habían cambiado el nombre, pero no le pudieron cambiar el corazón. Él se propuso no contaminarse con la comida ni con el vino del rey; y sus compañeros hicieron lo mismo.
¿Deben los jóvenes creyentes acogerse a las costumbres mundanas?
     Obraron así por principios de conciencia. No era pecado comer de la mesa del rey ni beber del vino del rey. Pero:
(A) No estaban seguros de que la carne fuese de animales limpios según la Ley, ni de que hubiese sido preparada de la forma prescrita por las leyes mosaicas concernientes a la comida.
(B) Tanto la comida como el vino habían sido dedicados previamente a los dioses de Babilonia, como era la costumbre; participar, pues, de ello equivalía a reconocer como verdaderas deidades a los ídolos del país.
     El jefe de los eunucos, Aspenaz, puso objeciones a la petición de Daniel, pero éste consiguió que el subalterno Melsar consintiera. La prueba era fácil: legumbres y agua durante diez días, y a comparar el aspecto de ellos con el de los demás jóvenes que eran educados juntamente con ellos.
     La prueba resultó un éxito para los cuatro israelitas y, por consiguiente, continuaron con su dieta, lo cual les aprovechó, no solo en lo físico, sino también en lo mental y hasta en lo espiritual. Dios bendice grandemente cuando permanecemos firmes en su Palabra y no participamos en las costumbres paganas de esta sociedad.

DANIEL ACTUÓ SABIAMENTE Y RECIBIÓ SU RECOMPENSA. Daniel 1:17-21
     La gran sabiduría que otorgó Dios a Daniel y a sus compañeros fue:
1. Un contrapeso a sus pérdidas.Por el pecado de sus padres, estos jóvenes habían sido privados de sus honores, riquezas y honestos deleites de que habrían podido disfrutar en su patria; pero Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias.
2. Una recompensa por su integridad. Ellos guardaron las normas de su fe aun en los detalles más minuciosos, y Dios les recompensó por eso. A Daniel le dio doble porción, pues, además del conocimiento y la sabiduría en ciencias y letras, le dio (v.17) facilidad para interpretar toda clase de visiones y sueños.
3. Una estupenda preparación para el futuro. Pasados los tres años de educación (vv.18-20), fueron presentados al rey, quien los examinó a fondo y los halló muy superiores a todos los demás condiscípulos que se educaban con ellos y diez veces superiores a todos los magos y astrólogos que había en todo el reino.


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