domingo, 11 de noviembre de 2012

EL GOZO DE PABLO.

¡Cada vez que Pablo se acordaba de los cristianos filipenses daba gracias a Dios por ellos! Y cada vez que daba gracias a Dios por ellos, era una oración de gozo (Filipenses 1:3-5). Sus recuerdos eran buenos; en consecuencia, sus oraciones eran experiencias muy gratas.
El gozo de la fe es un motivo más que suficiente para que Pablo deseara seguir viviendo, a pesar de las grandes adversidades con las que se iba tropezando en su vida. Recordemos que cuando Pablo escribió a los filipenses, no estaba componiendo su epístola en una cómoda oficina, ni sentado ante un bello jardín en el patio de su casa. Estaba preso en Roma y encadenado a un soldado. A lo largo de todo su ministerio, Pablo se tuvo que enfrentar a numerosos problemas.
No obstante, mientras pasaba por todos estos males, el apóstol se sentía rebosar del gozo de Cristo y así se lo quiso transmitir a los creyentes de la iglesia en Filipos. Les pidió que completaran el gozo que el tenía, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa (Filipenses 2:2).
Toda la epístola a los Filipenses está llena de expresiones de gozo que se hacen más notables si pensamos en las circunstancias que rodeaban a Pablo. Sin embargo, de esas tinieblas surge su resplandeciente y gozoso testimonio, que es al mismo tiempo una exhortación: "¡Yo me regocijo! ¡Regocijaos vosotros también!".
La dureza de las circunstancias de la vida no deben convertirnos en personas amargadas y cínicas, sino que nos han de fortalecer y, con una actitud positiva, esperar en Dios confiadamente. El gozo del Señor es nuestra fortaleza.
También tenemos que aprender el secreto del contentamiento en Cristo. En Él hallamos todo cuanto necesitamos; no necesitamos nada más. Entonces, el anhelo por las cosas desaparece, y comenzamos a sacar el mayor provecho posible de aquello que tenemos.
¡Que las ansiedades y preocupaciones de la vida no nos roben el gozo! Tenemos que entregárselas al Señor en oración y con acción de gracias. Una mente saludable y positiva nos ayudará a vivir una vida llena de gozo, que refleje claramente lo que Dios ha hecho en nosotros.
Es importante estar contentos y satisfechos con lo que tenemos, que no es otra cosa que lo que el Señor nos ha dado. Esto se convertirá en nuestra fuente secreta de gozo.
Finalmente, señalar que el ejemplo  más significativo de humildad, sometimiento y obediencia es el Señor Jesucristo, cuyo gozo es nuestra vida, nuestro ejemplo, nuestra meta y nuestra suficiencia. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"  FILIPENSES 4:13

No hay comentarios:

Publicar un comentario