viernes, 23 de septiembre de 2016

RIESGOS EN LAS REDES SOCIALES.

Aplicaciones como Buscadores, Redes Sociales, servicios de correo electrónico son poderosas y valiosas herramientas hoy en la sociedad de la información, pero no exentas de riesgo.
Ante el incremento de este tipo de servicios es necesario que los usuarios de la Red, incluidos los cristianos evangélicos, conozcan los peligros a los que se enfrentan, para que puedan hacer un uso seguro de las mismas.
En las redes sociales, si no se limita el acceso a nuestros datos, el perfil estará abierto a todos los usuarios y la información estará disponible para cualquiera, incluidos los buscadores.
En Facebook, Twitter, Youtube, Instagram, Pinterest, etc... la información se genera, se transforma y circula. El mensaje, la foto, el vídeo que publicamos, es como una hoja que se lleva el viento, llegará a donde no podamos verla, por ello es necesario tener control sobre lo que publicamos, más aún cuando nuestra seguridad está en juego.
La publicación de excesiva información personal en un perfil puede permitir identificar y localizar al usuario incluso físicamente.
En Internet, como en el mundo físico, con los datos que aportamos voluntariamente y con los que otros aportan sin nuestro consentimiento, vamos dejando un rastro que nos identifica perfectamente. Cuando ofrecemos demasiada información, corremos el riesgo de robo o suplantación de identidad. Por lo tanto no debemos publicar en las redes sociales excesiva información personal y familiar, ni aceptar solicitudes de contacto de forma compulsiva.
La Biblia ya nos advierte sobre este asunto con un ejemplo muy ilustrativo, cuando el rey Ezequías muestra todos sus tesoros (2 Reyes 20:12-19).
El rey de Babilonia envía a Ezequías una embajada para felicitarle por su recuperación (v. 12). Con el buen recibimiento que Ezequías dispensó a estos embajadores idólatras, se excedió especialmente en mostrarles todo lo que había en su palacio (v. 13), para que viesen y pudiesen informar a su señor de ello. Fue un acto de orgullo y vanagloria (2 Crónicas 32:25).
La sentencia pronunciada contra él por su vanidad ostentosa (vv. 17, 18) contiene las consecuencias por haber mostrado todas sus riquezas. Los tesoros de los que tan orgulloso se sentía vendrían a ser presa ajena. El rey de Babilonia, cuya alianza procuraba con tanto interés, vendría a ser el gran enemigo que se apoderaría de todos aquellos tesoros.
¡Cuidado con la información que mostramos en Internet!

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