sábado, 29 de enero de 2011

ACEPTANDO AL PRÓJIMO

A lo largo de nuestra vida hay multitud de ocasiones en las que irremediablemente nos tenemos que confrontar con personas que no son de nuestro agrado. Por un motivo u otro procuramos mantenernos alejados de ellas, criticando su mala actitud e intentando justificar con nuestras propias palabras lo que hacemos, pensando que llevamos toda la razón.

Nunca nos paramos a pensar que tal vez seamos nosotros los equivocados y rechazamos plenamente a esa persona sin considerar las cualidades positivas que puede tener, destruimos su testimonio sin pensar en las cosas buenas que podría aportar a nuestra vida.

Jesús dijo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” por lo que entendemos que si no nos gusta que hablen mal de nosotros nos deberíamos hablar mal de los demás. Esta es una regla muy sencilla de comprender pero muy difícil de llevar a la práctica.

En todas nuestras congregaciones estamos pidiendo continuamente un avivamiento pero éste no llegará hasta que no cumplamos sinceramente este mandamiento. Es vital aceptar al prójimo con todas sus debilidades e imperfecciones, mirar lo positivo que hay en su vida y ayudarle en todo lo que necesite, mostrándole amor y haciéndole a él lo que nos gustaría que hicieran con nosotros.

Nadie es perfecto, nadie es imperfecto, aun así todos somos hijos de Dios porque hemos creído en su Nombre y tenemos un mismo Padre que nos ama a todos por igual.

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