lunes, 31 de marzo de 2014

DIOS AYUDA A SU PUEBLO.

En los momentos difíciles, es fácil sentir que Dios nos ha abandonado. Sin embargo, cuando analizamos las Escrituras, sabemos que eso no es cierto. La Biblia contiene  muchos ejemplos de la ayuda de Dios para quienes les invocan.
Tal vez estés pasando por un momento difícil. De ser así, permite que este mensaje te anime a acudir a Dios como la fuente de ayuda para ti. Él sigue siendo fiel para ayudar a quien lo busca.

Salmos 120:1-4
A Jehová clamé estando en angustia,
    Y él me respondió.
Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso,
Y de la lengua fraudulenta.
¿Qué te dará, o qué te aprovechará,
Oh lengua engañosa?
Agudas saetas de valiente,
Con brasas de enebro.

¿Cuál es tu primera reacción ante una experiencia angustiosa?
Las reacciones ante las dificultades pueden ser diversas: Si estamos enfermos, llamamos al médico; si tenemos presiones económicas, trataríamos ganar más dinero. Hasta pudiéramos huir de nuestros problemas, esperando que así desaparecerán. Pero tenemos que recordar que nuestra ayuda esencial está en Dios.
En el versículo 1, el salmista pudiera estar refiriéndose a un tiempo en el pasado en que necesitó la ayuda de Dios. Como Dios lo había ayudado entonces, tenía confianza en invocarlo otra vez. Aunque no conocemos las circunstancias del autor, parece estar enfrentándose a algún tipo de crítica o calumnia (v. 2).
¿Cuál es la respuesta apropiada hacia quienes nos calumnian?
A veces podemos confrontar, con amor, a la persona que ha divulgado mentiras sobre nosotros. En otras ocasiones, el vivir de una manera sana mostrará que son falsas las acusaciones contra nosotros ( I Pedro 3:14-16). Pero a veces es necesario dejar que Dios les hable a quienes nos están acusando.
Para el autor de este salmo, su único recurso fue pedir la ayuda de Dios en la liberación de las mentiras de sus enemigos. Y ese pudiera ser nuestro único recurso también. Así como el salmista confió en Dios para que le ayudara, nosotros podemos confiar en Dios para que nos ayude.

Salmos 121:1-8
Alzaré mis ojos a los montes;
    ¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.

Los salmistas del Antiguo Testamento sabían lo que era confiar en la protección de Dios. Era sólo a Dios y a nadie ni a nada más que el salmista acudía en busca de ayuda.
Los “montes” en el versículo 1 pudieran ser los montes sobre los cuales se construyó Jerusalén. Los judíos consideraban sagrados a la ciudad y los montes que la rodeaban, pero éstos no eran los que podían ayudar a Israel.
El salmista reconoció que sólo había uno que puede darle la ayuda que necesitaba: Jehová, creador del cielo y de la tierra. Tan grandes como eran las montañas, la ciudad y hasta el templo, no eran más grandes que Dios.
Tras haber experimentado esto, el autor de este salmo prosigue este cántico gradual hablando de la ayuda y protección que viene de parte de Dios. No resbalarán los pies de los que confín en Dios (v. 3). Eso no quiere decir que no tendremos dificultades. Pero cuando ponemos la confianza en Dios, Él nos ayudará a evitar las trampas y las encerronas del enemigo con que nos encontremos.
Como creyentes, podemos tener confianza en que Dios nos guardará porque Él no duerme. Nada puede suceder que Dios no vea. Aun cuando las dificultades de la vida parezcan aplastantes, podemos apoyarnos en el hecho de que Dios conoce el porqué de todo lo que nos sucede.
A veces los creyentes pudiéramos sentir que Dios ya no nos cuida o nos ha olvidado. Aunque la Biblia no garantiza que jamás nos enfrentaremos a la dificultad, sabemos que Dios está con nosotros (Romanos 8:35-39).
Podemos afrontar grandes problemas y dificultades, pero no somos derrotados gracias a la ayuda de Dios. La comprensión del poder de Dios debe ser alentador para nuestras vidas. Mientras seamos fieles en servir a Dios, Él nos protegerá en toda circunstancia de la vida.
Todo el día, en todo lo que hacemos, Dios es nuestro protector contra todo mal que nos rodee. Y esta protección no es sólo para hoy; es para siempre.

Salmos 126:1-6
Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion,
    Seremos como los que sueñan.
Entonces nuestra boca se llenará de risa,
Y nuestra lengua de alabanza;
Entonces dirán entre las naciones:
Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.
Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros;
Estaremos alegres.
Haz volver nuestra cautividad, oh Jehová,
Como los arroyos del Neguev.
Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

Muchos eruditos le han atribuido este salmo al retorno de Israel del cautiverio babilónico, momento en que el pueblo adoró a Dios como resultado de su liberación de la esclavitud. Esta noticia era como un sueño para ellos. Reaccionaron con gozo y alabanza, incluso las naciones vecinas reconocían que el Dios de los israelitas había hecho grandes cosas por ellos.
Es muy importante que reconozcamos la bondad de Dios hacia nosotros. Las bendiciones que recibimos no son fruto de nuestros esfuerzos ni de nuestra capacidad, son resultado de la gracia y la misericordia de Dios.
Cuando ponemos la confianza en Dios durante nuestras pruebas, Él nos fortalece y nos libera. Hasta los no creyentes pueden ver la mano de Dios sobre nuestra vida.

Aunque el futuro nos parezca poco prometedor, quienes servimos al Señor tenemos que tener la seguridad de que Dios nos ayudará. La clave es la obediencia. Cuando somos obedientes a Dios, podemos estar seguros de que Dios nos recompensará también. Podemos ser fieles a Dios y dejarle a Él los resultados.